Tuve noticias de este libro a través de la
escucha de un retazo de la entrevista al autor, en ese imprescindible programa
que es "Página Dos". Desde un primer momento tuve la necesidad de leerlo. Hoy, después
de su lectura, pienso que es el libro que me gustaría haber escrito, el libro
que me gustaría escribir.
No sé si podría hacerlo con el estilo
descarnado y con esa sinceridad que a veces te deja atónito, te estremece; incluso,
te desconcierta.
El libro es una búsqueda de la verdad. Dice
Manuel Vilas que en cierto modo también es una carta de amor a sus hijos,
sabiendo que “tus hijos acabarán encontrando esa verdad cuando tú no estés”.
Un imprescindible, si te apetece remover “tus
planetas morales"; sobre todo para quienes hayáis sentido el vacío de la pérdida
de alguno de vuestros padres.
“Fue entonces cuando volví a
pensar en mi padre. Porque pensé que las
conversaciones que había tenido con mi padre eran lo único que merecía la pena”
pág. 9
“Por muy mal que te vaya en
la vida, siempre hay alguien que te envidia. Es una especie de sarcasmo cósmico”.
Pág. 13
De sus padres: “En aquella
España de los años sesenta y setenta hubieran hecho bien en ir a misa. En
España siempre le ha ido muy bien a la gente que va a misa”. Pág. 28
“Todos sabemos que el
matrimonio es la más terrible de las instituciones humanas, pues requiere
sacrificio, renuncia, negación del instinto, mentira sobre mentira, y a cambio
da la paz social y la prosperidad económica”. Pág. 39-40
“Lo que me unía a mi madre
era y sigue siendo un misterio que tal vez consiga descifrar un segundo antes
de mi muerte”. Pág. 61
“El problema del Mal es que
te convierte en culpable su te toca. Ese es el gran misterio del Mal: las
víctimas siempre acaban en culpables de algo cuyo nombre es otra vez el Mal. (…)
la gente ama a los héroes, no a las víctimas”. Pág. 67
“Una separación con dos años
de convivencia puede ser inofensiva. El escritor Alejandro Gándara me dijo que era
necesario cinco años para la cauterización de un divorcio” Pág. 78
Citando al escritor Jordi
Carrión: “Cada pareja, cuando se
enamora, se frecuenta y convive y se ama, crea un idioma que solo
pertenece a ellos dos”. Pág. 79
Sobre su salida de la
enseñanza: “Pasear, mirar las nubes, leer, estar sentado, estar con uno mismo
en un gran silencio, esa fue la ganancia. Y al día siguiente ya no madrugué”
Pág. 110
“Creo en los muertos porque
ellos me amaron mucho más que los vivos hoy” Pág. 125
“De repente yo sentí más pena
por la vida del oncólogo que por la de mi padre. Me pareció más deprimente la
vida de ese hombre que la noticia de la enfermedad de mi padre”. Pág. 129
“Cuando se desentendió de su
coche, supe que mi padre iba a morir pronto; supe que eso era el final”. Pág.
135
“El cáncer lo devoró, pero él
nunca pronunció el nombre de su enfermedad. Jamás habló de cáncer ni de la
muerte. Jamás oímos de sus labios la palabra cáncer. Me parece fantástico que
no dijera nunca esa palabra”. Pág. 153
“En España, la ayuda que
recibe un exalcohólico es facilitarle que vuelva a beber (…) a ver cuándo cae,
a ver cuándo vuelve a beber (…) y diremos: se veía venir”. Pág. 200
“Cuando descubro las
coincidencias entre la vida de mi padre y la mía, no solo me asombro, también
me asusto, pero a la vez me siento seguro, creyendo que esta repetición hay un
orden y un código mayores”. Pág. 210
“No quería ver a nadie. No
quería perder el tiempo con la ilusión de la amistad. No quería decir palabras
ceremoniosas, sociales, educadas, amistosas. Había vencido a la leyenda de la
estimación social cuando esta es el único comprobante de la existencia, de que
se estuvo vivo”. Pág. 316
Historia de España:
"No tener nada mata la sangre
aquí,
En España, y no te quitas el
olor a pobre nunca,
Y acaban convirtiendo tu
pobreza
en culpabilidad, todo un arte
moral.
Pobre y culpables,
el padre
de mi padre
mi padre
y yo". Pág. 367
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