martes, 15 de mayo de 2018

"Ordesa". MANUEL VILAS VIDAL. Editorial Alfaguara. 2018


  Tuve noticias de este libro a través de la escucha de un retazo de la entrevista al autor, en ese imprescindible programa que es "Página Dos". Desde un primer momento tuve la necesidad de leerlo. Hoy, después de su lectura, pienso que es el libro que me gustaría haber escrito, el libro que me gustaría escribir.
  No sé si podría hacerlo con el estilo descarnado y con esa sinceridad que a veces te deja atónito, te estremece; incluso, te desconcierta.
  El libro es una búsqueda de la verdad. Dice Manuel Vilas que en cierto modo también es una carta de amor a sus hijos, sabiendo que “tus hijos acabarán encontrando esa verdad cuando tú no estés”.
  Un imprescindible, si te apetece remover “tus planetas morales"; sobre todo para quienes hayáis sentido el vacío de la pérdida de alguno de vuestros padres.

 “Fue entonces cuando volví a pensar en mi  padre. Porque pensé que las conversaciones que había tenido con mi padre eran lo único que merecía la pena” pág. 9
 “Por muy mal que te vaya en la vida, siempre hay alguien que te envidia. Es una especie de sarcasmo cósmico”. Pág. 13
 De sus padres: “En aquella España de los años sesenta y setenta hubieran hecho bien en ir a misa. En España siempre le ha ido muy bien a la gente que va a misa”. Pág. 28
 “Todos sabemos que el matrimonio es la más terrible de las instituciones humanas, pues requiere sacrificio, renuncia, negación del instinto, mentira sobre mentira, y a cambio da la paz social y la prosperidad económica”. Pág. 39-40
 “Lo que me unía a mi madre era y sigue siendo un misterio que tal vez consiga descifrar un segundo antes de mi muerte”. Pág. 61
 “El problema del Mal es que te convierte en culpable su te toca. Ese es el gran misterio del Mal: las víctimas siempre acaban en culpables de algo cuyo nombre es otra vez el Mal. (…) la gente ama a los héroes, no a las víctimas”. Pág. 67
 “Una separación con dos años de convivencia puede ser inofensiva. El escritor Alejandro Gándara me dijo que era necesario cinco años para la cauterización de un divorcio”  Pág. 78
 Citando al escritor Jordi Carrión:  “Cada pareja, cuando se enamora, se frecuenta y convive y se ama, crea un idioma que solo pertenece  a ellos dos”.  Pág. 79
 Sobre su salida de la enseñanza: “Pasear, mirar las nubes, leer, estar sentado, estar con uno mismo en un gran silencio, esa fue la ganancia. Y al día siguiente ya no madrugué” Pág. 110
  “Creo en los muertos porque ellos me amaron mucho más que los vivos hoy” Pág. 125
 “De repente yo sentí más pena por la vida del oncólogo que por la de mi padre. Me pareció más deprimente la vida de ese hombre que la noticia de la enfermedad de mi padre”. Pág. 129
 “Cuando se desentendió de su coche, supe que mi padre iba a morir pronto; supe que eso era el final”. Pág. 135
 “El cáncer lo devoró, pero él nunca pronunció el nombre de su enfermedad. Jamás habló de cáncer ni de la muerte. Jamás oímos de sus labios la palabra cáncer. Me parece fantástico que no dijera nunca esa palabra”. Pág. 153
 “En España, la ayuda que recibe un exalcohólico es facilitarle que vuelva a beber (…) a ver cuándo cae, a ver cuándo vuelve a beber (…) y diremos: se veía venir”. Pág. 200
 “Cuando descubro las coincidencias entre la vida de mi padre y la mía, no solo me asombro, también me asusto, pero a la vez me siento seguro, creyendo que esta repetición hay un orden y un código mayores”. Pág. 210
  “No quería ver a nadie. No quería perder el tiempo con la ilusión de la amistad. No quería decir palabras ceremoniosas, sociales, educadas, amistosas. Había vencido a la leyenda de la estimación social cuando esta es el único comprobante de la existencia, de que se estuvo vivo”.  Pág. 316
 Historia de España:
 "No tener nada mata la sangre aquí,
En España, y no te quitas el olor a pobre nunca,
Y acaban convirtiendo tu pobreza
en culpabilidad, todo un arte moral.
     Pobre y culpables,
     el padre de mi padre
     mi padre
     y yo".                Pág. 367



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