domingo, 6 de noviembre de 2011

La sonrisa etrusca. JOSÉ LUIS SAMPEDRO. Debolsillo. 2009

He vuelto a releer esta hermosísima novela. Siempre he tenido un recuerdo muy entrañable de ella. Sin duda estaba justificado. No hay que perdérsela.

Renato, de su padre“¿cuánto tiempo aún podrá contemplar ese rostro invulnerable que siempre le inspiró seguridad? La vida les ha distanciado, llevándoles a mundos diferentes y, sin embargo, ¡cómo echará de menos la sombra protectora del viejo roble!” p. 14

Pensando en el pueblo que ha dejado atrás para ir a Milán“Allí se levantaría enseguida, para su ronda matinal: pisar la tierra húmeda todavía del relente nocturno, respirar aire recién nacido, ver ensancharse la aurora por el cielo, escuchar los pájaros… Allí si, pero aquí…” p. 25

Lo que piensa de Milán“Se detienen ante un quiosco.Le fascinan las portadas de las revistas; como a los niños las estampas. ¡Qué culos, qué tetas! Ahora lo enseñan todo. De gusto, los ojos no envejecen… Pero también cabrea. ¡Pura mentira de papel nada más! Calentarse y no tocar; hace falta ser tan frío como los milaneses para aguantarlo!” p. 81-82

Sobre los etruscos“Claro que los etruscos son más al Sur, desgraciado! ¡Aquí no se hubieran reído nunca como se reían! Pero entonces, ¿qué demonios de museo es éste?... ¡Cuando yo digo que de Roma para arriba ya no es Italia… Y ni aun la misma Roma!” p. 82

Para evitar que le descubran visitando al nieto por la noche “Tampoco suena el agua corriendo porque cae sobre la esponja puesta debajo adrede. El viejo no enciende la luz del baño: recibe suficiente de la noche ciudadana, nunca negra, siempre ensuciada por una turbia claridad” p. 88

En su conversación con el nieto“Recuerda bien lo que te digo, hijito; no lo olvides: las mujeres te sorprenderán siempre. Crees que ya conoces toda la baraja, desde la reina a la sota, y te sale carta nueva” p. 102

En los primeros encuentros con Hortensia “Ella ofrece su mejilla como cuando él le llevó las rosas y él se quita el sombrero y la besa en las dos. Cuando se aleja, después de verla entrar, se lleva cosigo una suavidad en los labios, un roce de cabellos en su frente, un sereno perfil en su memoria” p. 171

Contemplando al nieto “Si el niño no estuviera tan profundamente dormido sentiría en su moflete de nardo la lágrima resbalada desde la vieja mejilla de cuero” p. 223

Andrea contando a Renato lo que ha hecho su padre“Me quedé indignada ¡Pobre hombre, qué ignorancia más cerril! Te lo tengo dicho, Renato: mientras no eduquemos al Mezzogierno Italia no levantará cabeza” p 276