jueves, 10 de mayo de 2012

La noche de los tiempos. Antonio Muñoz Molina. Seix Barral. 2010

  Tiene tantas lecturas esta novela... Aunque sólo fuera por la magnífica ambientación y la enorme documentación que al respecto debe haber llevado a cabo el autor, merecería la pena su lectura. Pero hay mucho más en ella. Hay mucha literatura; la de Muñoz Molina. Imprescindible. Aquí algunas de las numerosísimas frases con que nos salpica todo el texto.

Citando a Azaña: " Veo en los sucesos de España (referido a la Guerra Civil) un insulto, una rebelión contra la inteligencia, un tal desate de lo zoológico y del primitivismo incivil, que las bases de mi racionalidad se estremecen" s/p


“Abel sabe que si se miran demasiado las fotografías no sirven para invocar una presencia. Las caras se van despojando de su singularidad igual que una prenda de ropa íntima atesorada por un amante pierde pronto el olor de quien la llevaba” p. 13

“En el descuido de un segundo está contenida entera una catástrofe” p. 25

“Hijo de un maestro de obras, habituado de niño a tratar con albañiles y a trabajar él mismo con sus manos, Ignacio Abel conservaba un apego práctico y sentimental por los saberes específicos de los oficios que se convertían en rasgos de carácter en cada hombre que los cultivaba” p. 48

“Dalí pronto sería tan rico y tan déspota como Picasso” p. 64

En boca del ingeniero Torroja “el siglo XIX es todo decoración burguesa y mala copia. Adornos de tarta con escayola en vez de nata”.  p. 112

Primer encuentro “Al estar con ella se olvidaba de que otras personas existieran. Igual que en el tiempo comprimido de las canciones y de las películas una transmutación decisiva les sucedía para siempre en un cruce de miradas” p 113

“Negrín celebró su propia broma con una carcajada: era tan incapaz de controlar el volumen de su voz como el apretón de su mano” p. 114

“Pero le producía desgana pensar en el pasado, en los tiempos de noviazgo, y quizá se avergonzaba de haberla querido más de lo que ahora alcanzaba a recordar, con un amor anticuado y verboso, casi de postal romántica coloreada a mano, el amor de un hombre joven e ignorante que a él le había costado mucho dejar de ser…” p. 116

Sucesos prebélicos “en casa del abogado Eduardo Ortega y Gasset un niño entrega una cesta de huevos con una tapadera en forma de gallina diciendo que viene de parte de un cliente agradecido. El abogado levanta la tapadera y explota una bomba que destruye la mitad de su casa y a él lo deja ileso.” p.343

“Descubría que la mentira era un préstamo por el que se acumulaban en un plazo muy breve intereses de usura: nuevas mentiras alargaban los plazos a un precio todavía mayor y lo dejaban a merced de acreedores cada vez más impacientes” p. 377

"¡Pero si aquí la política no son más que palabras, selvas de palabras, hectáreas de discursos con frases subordinadas! ¿Ha visto usted como se escucha Azaña a sí mismo, cómo redondea un párrafo, como si le fuera dando un capotazo muy largo a un toro?" p. 439

“La arquitectura determina el ánimo de la gente, don Juan. Mire esos estadios donde da Hitler los discursos. En una plaza de toros el sol reblandece las cabezas y al público le da el instinto de ver sangre y pedir que se corten orejas” p. 444

  “Por precaución Ignacio Abel se había quitado la corbata antes de bajar del tren y había guardado el sombrero en la maleta. Aún no se había adiestrado en el nuevo oficio de la espera y la paciencia, de la humillada mansedumbre” p. 555

 Tras el levantamiento militar “Después del comunicado oficial sonaba el Himno de Riego y a continuación una voz femenina muy aguda rompía a cantar “Échale guindas al pavo” con una bulla de palmas y guitarras. Las noticias repetidas a gritos sobre la derrota de la sublevación o sobre fantásticos acontecimientos militares se mezclaban con las voces roncas de los parroquianos pidiendo más rondas de cerveza y raciones de gambas a la plancha o de calamares fritos”   p. 618