La sociedad americana está presente en exceso
en nuestras mentes a través de películas y medios de comunicación. ¿Quién no
conoce el caso Lewinsky, arranque y ambientación de la novela? Pero Philip Roth
nos ofrece una visión con dimensiones planetarias de la discriminación, del fanatismo, la
marginación, la doble moral…
A través de unos personajes perfectamente
perfilados nos hace ver cómo la sociedad con sus prejuicios y comportamientos
colectivos e individuales “mancha” la existencia de muchas personas hasta
destrozarla. Tres personajes, tres “manchas”, tres vidas entrelazadas en una
trama que te envuelve y, que a pesar de conocer casi en su totalidad desde muy
pronto, te inocula la ansiedad por saber qué fue de ellos y cómo actuamos cada
uno de nosotros en el día a día.
Todo ello con un lenguaje descriptivo, muy
inteligente y preciso. Pues…, un placer.
“Hasta entonces nunca me
había parecido un hombre cuya considerable vanidad se extendía también a su anatomía,
pero en aquella exhibición de superficie bronceada de su cuerpo percibí algo
más que la mera puesta en práctica del deseo de estar a gusto en casa” Pág. 35
“¿Por qué razón, tras haber
convertido el experimento del retiro radical en una existencia solitaria rica y
plena… por qué sin advertencia debería sentir el peso de la soledad? ¿Por qué
sentirme solo? Lo que se ha ido, se ha ido. ¿Por qué me sentía solo? Por aquello a lo que había llegado a cobrar
aversión. Por aquello a lo que había vuelto la espalda. Por la vida. El
embrollo con la vida” Pág. 63
“ (…) Me bastó con encontrar
un amigo para que irrumpiera toda la malevolencia del mundo” Pág. 64
“gozar de ello, de ese
placer que se experimenta al ser
convencional de una manera no convencional” Pág. 140
“Los vecinos eran amables con
los muy respetables Silk de piel clara (negros desde luego, pero como dijo la
madre tolerante de un compañero de Coleman “gente de una tonalidad muy
agradable, como ponche de huevo”), hasta tal punto que les prestaban una
herramienta o una escalera…” Pág. 155
“En la marina había aprendido
que basta con que ofrezcas unos datos personales convincentes para que no te
pregunten nunca, puesto que nadie se interesa tanto por la veracidad de lo que
dices” Pág. 165
“Le había salvado la
sabiduría que dice: “no hagas nada” Pág. 221
“Cuando ella tenía su edad
había visto todas las películas de Kurosawa, de Terkorsky, de Fellini, de
Antonioni, de Fassbinder, de Westmiller, de Satyatit Ray, de René Clair, de Win
Wenders, de Truffaut, de Godard, de Chabrol, de Renais, de Rohmer, de Renoir,
mientras lo que todos esos chicos han visto es la guerra de las galaxias” Pág.
231
“Ella sabía la historia de la
especie humana: los crueles y los indefensos, esa es toda la jodida historia.
Pág. 292
Dijo: - El último movimiento
de la tercera sinfonía de Mahler. Eso era lo que faltaba. Habían quitado todos
los frenos. Sonó Mahler. En fin, uno a veces no puede escuchar a Mahler. Cuando
te agarra, para zarandearte. Al final de la melodía todos llorábamos. Pág. 376
“Lo peligroso del odio es que
una vez empiezas a sentirlo, lo experimentas cien veces más de lo que te
esperabas. Una vez empiezas no puedes detenerte. No conozco nada más difícil de
dominar que el odio. Es más fácil dejar de beber que el odio, y ya es decir”
Pág. 394
“El doctor Charles Drew
descubrió la manera de impedir que la sangre se coagule para poder almacenarla.
Entonces sufrió un accidente de circulación y, como el hospital más cercano no
podía aceptar personas de color, murió desangrado” Pág. 400