miércoles, 27 de febrero de 2019

"Ligero de equipaje.La vida de Antonio Machado". IAN GIBSON. Aguilar, 2006

 Cuando se cumplen 80 años de la muerte del poeta, rescatamos aquí una biografía que consideramos imprescindibles para quienes quieran acercarse, no solo a Antonio Machado como persona y a la influencia de sus vevencias y vicisitudes en sus poemas; sino también al contexto que rodea la España de principios del siglo XX; República y Guerra Civil.
  El derrumbe de su querida España es el derrumbe físico suyo, pero atisbamos también a partir de las palabras y hechos narrados por Gibson, su atardecer anímico. Las condiciones durísimas con que tuvo que afrontar sus últimos meses, días, horas… Y su forzado alejamiento progresivo, hasta dar con sus huesos en Francia…
  Interesantísimo, sobre todo para los amantes de la poesía de Machado; porque Gibson nos descubre al hombre y sus circunstancias. ¿Qué habría sido de su poesía sin estas circunstancias que Gibson nos narra? 

  “Acaso debido a la influencia del abuelo Machado Núñez, las autoridades de la Universidad Hispalense permiten a Manuel (su hermano), a título excepcional, cursar la carrera de Filosofía y Letras en un solo año.” Pág. 94
   El poeta es testigo de una escena que le produce admiración. … Entra un obrero . No hay mesa libre y sin pensárselo dos veces, el hombre se sienta en la que ocupan dos buenos burgueses. Ni estos ni el camarero se inmutan. … Se trata de Cataluña es diferente”. Pág. 99-100
   Recuerdo aquellos tiempos, refiere José Machado, en que por la vieja  sala familiar desfilaban día y noche un sinnúmero de personas más o menos bohemias ,,, Unamuno, J R. Jiménez, Valle-Inclán, . Discusiones interminables, acaloradas disputas,  y hasta violentas discrepancias caracterizaban los encuentros que dejaban atrás montones de colillas y un tufo pestilento que hacía necesario que las mujeres de la casa abriesen luego todas las ventanas.” Pág. 153
  Sobre Soledades: “la temática de los versos de nueva creación continuará girando en torno al desconsuelo infantil y la ausencia del amor reparador anhelado” Pág. 159
  “El lema del escudo municipal –Soria pura, cabeza de Extremadura- era y es un perpetuo recuerdo de los tiempos en que la ciudad bañada por el Duero marcaba el límite sur extremo de las tierras arrancadas a los musulmanes en el siglo XII.” Pág. 175
   Gonzalez Bueno se dio cuenta de que Machado tenía una auténtica fobia a los perros. "Ver un can – grande, pequeños, daba igual- y cruzar enseguida al otro lado de la calle era en él todo uno. Me dijo –siguió refiriendo- que su horror a los perros era por el temor de que pudiera ser mordido y contraer la rabia. José Machado ha confirmado este rasgo de su hermano, que a veces hasta se negaba a salir al campo por temor a encontrarse con un ejemplar de remebundo animal. Según José, al margen de esta fobia, tampoco le gustaba el que consideraba “servilismo realmente repugnante de los perros”, que además ladraban por todo, “y con gran preferencia a los desgraciados” Pág. 365-366.
   Acto de homenaje en Soria veinte años después de su partida: “El acto tiene lugar … delante de la ermita de San Saturio, al lado del amado “río padre” …Según testimonio de José Tudela, se quedó desconcertado ante los cambios producidos en el entorno urbano … Mira, Pepe este es mi Duero, mi Duero… el Alcalde  descorre una cortinilla que cubre una placa de mármol con el busto del poeta …” Pág. 494-495
   Considera que los españoles son dueños de algunas cualidades muy positivas –la generosidad o la falta de soberbia (nadie es más que nadie)- pero que también adolecen de vicios serios. El no querer aprender del prójimo. <>. Pág 518
   “Allí donde a la razón y a la moral se jubila, solo la bestialidad conserva su empleo” Pág 598
   En las postrimerías de la guerra: “Debió ser muy difícil para él durante estos meses compaginar lo que realmente sentía o temía con el afán de animar a sus lectores” (bando republicano) Pág. 599
   El periodista Lluis Capdevila: “ Tiene el rostro descarnado, amarillento, anguloso. Está casi calvo...” Pág. 608
   Y así fue. Machado entra en coma poco después y muere en su cama el 22 de febrero de 1939, miércoles de ceniza, a las tres de la tarde:
Ciego, pidió la luz que no veía.
Luego llevó, sereno,
el limpio vaso, hasta su boca fría,
de pura sombra -¡Oh pura sombra!- lleno.  Pág. 628