Una
narración plagada de pensamientos del protagonista, que muestran una realidad
sobre el funcionamiento del cerebro, especialmente en lo que respecta a la
velocidad y diversidad de conexiones que en él se establecen. Javier Marías
juega con esos elementos de manera magistral. Consigue interpelarte acerca de
lo que tú harías en esa situación, sientes cómo vapulea tu conciencia de un
modo ameno y plagado de humor e ironía. Esto permite que una trama
sencilla, sin exceso de personajes que puedan distraer la atención, nos
enganche y nos deje paladear los recovecos, desde la ensoñación (en palabras
del autor) y reflexiones en que nos sumerge a cada poco: la indecisión, la
culpa, la conciencia, el desamor, la duda, el engaño, la conciencia…
Como en "Corazón tan blanco", vuelve a establecer conexiones con la
obra clásica de W. Shakespeare. Pero este elemento, esencial probablemente en
la configuración a modo de tragedia de esta obra, requiere de una segunda
lectura tras la del Ricardo III del autor inglés.
Una lectura imprescindible. Y muy oportuna ahora, después de su fallecimiento.
“por qué este
día, este mes, esta semana, un martes de enero o un domingo de septiembre,
antipáticos meses de días que uno no elige, qué es lo que decide que se pare lo
que estuvo en marcha sin que le voluntad intervenga (…) acaso es la voluntad lo
que de pronto se cansa y al retirarse nos trae la muerte.” Pág.
42
(El autor, oh casualidad, ha
muerto un domingo de septiembre; el 11 de septiembre de 2022).
“Llevaba unos
segundos parado, inmovilizado por mi prisa mental, sin hacer nada, y la prisa
nos hace pensar cosas contrarias, se me ocurrió que a ella le habría angustiado
la ignorancia de sus allegados de haberlo previsto o sabido, que la creyeran viva si ya no lo
estaba” Pág. 48
“Tantas cosas
suceden sin que nadie se entere ni las recuerde. De casi nada hay registro, los
pensamientos y movimientos fugaces, los planes y los secretos, la duda secreta,
las ensoñaciones, la crueldad y el insulto, las palabras dichas y oídas y luego
negadas o malentendidas o tergiversadas (…) todo se olvida o prescribe (…) cuan
poco va quedando de cada individuo, de qué poco hay constancia, solo una mínima
parte y durante poco tiempo” Pág. 68
“Salí de la
ensoñación, me volvieron las prisas” Pág. 69
Es curioso cómo
el pensamiento incurre en lo inverosímil, cómo se lo permite momentáneamente,
cómo fantasea o se hace supersticioso para descansar un rato. Cómo es capaz de
negar los hechos y hacer que retroceda el tiempo, aunque sea un instante. Cómo
se parece al sueño.” Pág. 75
“Todo cortejo
resulta ruin si se lo ve desde fuera o
se lo recuerda, una mutua manipulación consentida, el mero cumplimiento
trabajoso de un trámite y la envoltura social de lo que no es más que
instinto.” Pág. 85
“A lo largo de
la historia no ha habido un solo gobernante ni rey que no haya tenido
responsabilidad en muertes, casi siempre directa si no indirecta, así ha sido
siempre y en todas partes. A veces es solo que no las han impedido, o que no
han querido interesarse. Pero con eso ya basta para no estar a salvo. El
Solitario se quedó callado” Pág. 148
“El insulto
mental solo admite el tuteo” Pág. 162
“La muerte de
alguien acerca pasajeramente a quienes deja atrás ese alguien” Pág.166
“Uno nota cuando el enfado podría convertirse en risa, uno se pasa la vida buscando eso, hacer gracia a los otros no solo en el sentido cómico sino en el más amplio de la palabra, el que tiene que ver con esa otra expresión misteriosa “caer en gracia”. Lograr que no se le tengan en cuenta las faltas y los abusos, los fallos que uno cometa.” Pág. 269
“No habrá nadie
para desmentirla (A Luisa opinando de Marta), en eso consiste la miserable superioridad de los vivos y
nuestra provisional jactancia” Pág. 270
(…) en realidad
todo es a la vez de una forma y de su contraria, nadie hace nada convencido de
su injusticia (…) el punto de vista de la sociedad no es el propio de nadie, es
solo del tiempo, y el tiempo es resbaladizo como el sueño y la nieve compacta y
siempre permite decir “ya no soy lo que fui”, es bien fácil, mientras haya
tiempo” Pág. 270
“Dice que se
pone a pensar al dormirse y los pensamientos le impiden conciliar el sueño. O
que los sigue teniendo dormidos y entonces van y le despiertan.
-Así suele ser
el insomnio cuando pesa más el pensamiento que el cansancio y el sueño, y
cuando más que soñar se piensa, si uno logra dormirse pese a todo” Pág.
310
“Vivir en el
engaño es fácil o ser engañado, pensé, y aún más, es nuestra condición natural:
nadie está libre de ello y nadie es tonto por ello, no deberíamos oponernos
mucho ni debería amargarnos. Sin embargo nos parece intolerable, cuando por fin
sabemos” Pág. 350-351
Y esto escribía en 1994. “Y cuan poco va
quedando de cada individuo en el tiempo inútil como la nieve resbaladiza, de
qué poco hay constancia, y de ese poco tanto se calla, y de lo que no se calla
se recuerda después tan solo una mínima parte y durante poco tiempo: mientras
viajamos hacia nuestra difuminación lentamente para transitar tan solo por la
espalda o revés de ese tiempo, donde uno no puede seguir pensando ni puede
seguir despidiendo: Adiós risas, y adiós agravios. No os veré más, ni me veréis
vosotros. Y adiós ardor, adiós recuerdos” Pág. 366-367