jueves, 7 de mayo de 2015

"El balcón en invierno" LUIS LANDERO. Editorial Tusquets. 6ª edición, 2015.

Cuántas "generaciones" nos reconocemos en esta narración. Además del interés por las vicisitudes personales de Luis Landero, que ya de por sí justifican la lectura de esta obra, encontramos un gran placer en leer la visión de hechos y lugares comunes plasmados con la magnífica pluma de Luis. Que lleve seis ediciones a medio año de su publicación es un indicador de lo bien que llega al público esta pequeña joya. Lástima que todos no tengamos su facilidad para expresar lo vivido y lo intuido, y que como él dice, nuestro paso por aquí quede en poco tiempo en "un mar de olvido". Pues eso, no te la pierdas.

En el pensamiento paterno: "Habíamos emigrado, habíamos emprendido una gran aventura para enfrentarnos a enemigos temibles, para superar grandes obstáculos y alcanzar las más altas metas. (...)Entretanto no teníamos derecho a la risa, al placer. La risa y el placer había que ganarlos con el mismo sudor con que se gana el pan. (...) Al final, eso sí, reiríamos más fuerte que nadie, pero solo entonces" Pág. 36

Respecto de su familia: "Todos. Labradores, como se decía entonces, para diferenciarlos de los grandes propietarios y de los jornaleros. Porque en tu familia no había nadie que fuese rico, pero tampoco había pobres." Pág. 43-44

  "Y luego, un día, no sé de qué manera, dejé de creer en Dios y me encontré creyendo en Gustavo Adolfo Bécquer. En aquel tiempo, yo solo tenía un libro en propiedad. Ese libro era "las mil mejores poesías de la lengua castellana" Pág. 85

  Una muestra de su humor: "Él decía que cuando estuvo en la infantería no tiraba a dar, o que tiraba con los ojos cerrados, contestaba siempre a mi madre. Yo pienso que quizá eso es lo que decían todos. Nadie tiraba a dar, o cerraban los ojos al apretar el gatillo, pero caían como moscas. Para ser una guerra entre ciegos, la masacre que armaron no estuvo nada mal" Pág. 106

  "Como nunca tuve amigos cultos ni traté con gente aficionada a los libros, como no hubo ningún maestro que pusiera un poco de orden en el caos, y como mi penoso bachillerato de ciencias me privó tanto de una elemental formación científica como humanística, yo vivía al margen de todo canon cultural, en una especie de estado silvestre, y así, desinformado y descanonizado, entré en la librería aquella tarde del 69 y compré el libro por el que suspiraba desde hacía algún tiempo" Pág. 125

 A propósito de la Guerra Civil: "Siempre me ha intrigado, como un rasgo significativo y misterioso de la psicología humana, que la vida de diario encuentre un cauce para seguir fluyendo como si tal cosa durante las guerras, que los niños sigan jugando, los músicos haciendo música, los bailarines danzando..." Pág.129

  "Más tarde comprendí que los campesinos, como también les ocurre a los niños, no saben lo que es la belleza campestre. Donde otros ven un paisaje, ellos solo ven un sembrado, una dehesa, un erial bueno para cabras, un cerro o un barbecho. No se han parado a contemplar la naturaleza, sino que viven revueltos, confundidos con ella" Pág. 182

  "Esa palabra, corresponder, la tengo marcada a fuego desde niño. Si te hacían un regalo, una invitación, había que corresponder " Pág. 211

  Ante el final de las vacaciones "Y según se acercaba octubre, y con él el duro mundo del mañana, iba como manando de mí una tristeza cuyo sabor amargo sigue intacto en mi alma." Pág. 225


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