lunes, 18 de noviembre de 2013

"Retrato en sepia". ISABEL ALLENDE. Círculo de Lectores. 2000

"Retrato en sepia" ISABEL ALLENDE.  Círculo de Lectores. 2000

   Esta novela merecía figurar aquí sólo por su epílogo de apenas unas líneas. El resto de la historia es muy propia de la autora; de fácil narrativa y con la tendencia a relatar demasiadas historias dentro de la historia para mi gusto personal. Como digo, su epílogo es una reflexión que justifica toda la novela; a pesar de lo poco que dedica a la afición real por la fotografía, que debiera ser el centro de la narración.
    Desde el principio trata de introducir numerosas reflexiones sobre la vida en general que son interesantes como queda reflejado en las instantáneas que he recogido, si bien algunas de ellas han de analizarse desde la perspectiva de la fecha en que fue escrita la novela.

"Sí tía. Dice el abuelo Agustín que en toda familia respetable se necesita un abogado, un médico y un obispo" pág. 30

De Tao Chi´en "la esperó con la callada tenacidad de un amor maduro" pág. 63

"Me entrenó en las labores de compasión, pero confieso  que siempre me resultó incómodo llegar a un barrio miserable en nuestro lujoso coche cargado de vituallas, con dos lacayos para que distribuyeran los regalos a unos seres desarrapados que nos daban las gracias con grandes muestras de humildad, pero con el odio vivo brillando en sus pupilas" pág. 180

"Se trataba de doblegar la voluntad personal en aras del bien colectivo, de hacernos buenas católicas, madres abnegadas y esposas obedientes. Las monjas debían comenzar por dominarnos el cuerpo, fuente de vanidad y otros pecados; no nos dejaban reírnos, correr, jugar al aire libre. (...) Nos metían miedo a Dios, al diablo, a todos los adultos, a la palmeta con que nos golpeaban los dedos, a los guijarros sobre los cuales debíamos hincarnos en penitencia.  A nuestros propios pensamientos y deseos, miedo al miedo. Jamás recibíamos una palabra de elogio por temor a cultivar en nosotros la jactancia, pero sobraban los castigos para templarnos el carácter." pág. 181

"En EE. UU.  nadie mencionaba la religión, en cambio en Chile era tema de sobremesa" pág. 186

De su maestra la señorita Pineda y de su país Chile "cada vez que hacía una pregunta esa magnífica maestra en vez de contestar, me señalaba el camino para encontrar la respuesta. Me enseñó a ordenar el pensamiento, investigar, leer y escuchar, buscar alternativas, resolver viejos problemas con soluciones nuevas, discutir con lógica. Me enseñó sobre todo a no creer a ciegas, a dudar y preguntar incluso aquello que parecía verdad irrefutable, como la superioridad del hombre sobre la mujer o de una raza o clase social sobre otra." pág. 190

Sobre los orígenes del Chile "Los mataron a mansalva, con sañas, como bestias. No se puede esperar otra cosa, somos un país sanguinario... había que saber de dónde veníamos para entender nuestra vena brutal, nuestros antepasados eran los más aguerridos y crueles conquistadores españoles, los únicos que se atrevieron a llegar a Chile a pie... se mezclaron con los araucanos, tan bravos como ellos, único pueblo del continente jamás subyugado..." pág. 220

"La belleza suele ser una maldición porque despierta las peores pasiones en los hombres. Una mujer demasiado bella no puede escapar del deseo que provoca" pág. 232

Su abuela Paulina "Las viñas son como la gente, Aurora, mientras más difíciles son las circunstancias, mejores son los frutos. Es una lástima que yo descubriera esta verdad tan tarde, porque de haberlo sabido antes habría aplicado mano dura con mis hijos y contigo" pág. 245

"el amor es un contrato libre que se inicia en un chispazo y puede concluir del mismo modo. Mil peligros lo amenazan y si la pareja lo defiende puede salvarse, crecer como un árbol y dar sombra y frutos, pero eso sólo ocurre si ambos participan" pág. 316

lunes, 11 de noviembre de 2013

"El hombre que plantaba árboles" JEAN GIONO. El barquero. 2006

     Esta pequeña obrita escrita hace más de un siglo merece estar aquí, siquiera por la actualidad de su planteamiento alegórico: el eterno diálogo entre la naturaleza y el hombre, y acerca de la naturaleza humana. Desde la primera línea su autor nos declara de qué se trata. De qué pasta ha de estar hecho una persona excepcional. Tan es así que el propio autor muestra su coherencia cuando habla de la ausencia de afán de recompensa, al donar los beneficios de su difusión.

"Para que un personaje manifieste sus más excepcionales cualidades, hay que tener la fortuna de poder observar su actuación a lo largo de muchos años. Si dicha actuación está desprovista de todo egoísmo, si obedece a una generosidad sin par, si es del todo cierto que no abriga un afán de recompensa y que por añadidura ha dejado una huella patente sobre la faz de la tierra, entonces no cabe error alguno." pág. 7 

"Era hombre de pocas palabras. Así es como son quienes viven en soledad" pág. 11

"Más aún cuando a los veinte años se contempla a los hombres de cincuenta como ancianos a quienes nada les queda por hacer salvo morir" pág. 28

"Al recordar que todo aquello era fruto de las manos y el alma de una única persona desprovista de recursos técnicos, se comprendía que los hombres podían ser tan efectivos como Dios en ámbitos distintos del de la destrucción" pág. 29

"Sabe mucho más que cualquiera. ¡Ha descubierto una forma maravillosa de ser feliz" pág. 41

"Habían perdido toda esperanza. No les restaba más que esperar la muerte, una situación que raramente predispone a la virtud" pág. 44